Según un estudio publicado en la revista Lancet, el número de diabéticos casi se cuadriplicó a nivel mundial desde 1980 a 2014. El estudio está liderado por científicos del Imperial College de Londres, Reino Unido (el profesor Ezzati), la Universidad de Harvard (EE.UU.), la Organización Mundial de la Salud y más de 500 investigadores, incluida la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche, a través del catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública, Jesús Vioque. El equipo de investigadores, además, calculó el coste anual en dólares de la diabetes, basado en el coste directo de los tratamientos y de sus complicaciones, y lo situó en torno a los 825.000 millones de dólares a nivel mundial, sin incluir los días de trabajo perdidos, lo que elevaría sustancialmente el coste en el caso de haberse incorporado.
Tras tener en cuenta el envejecimiento de la población en el periodo de estudio, los investigadores comprobaron que el porcentaje de hombres diabéticos pasó del 4,3% en 1980 al 9% en 2014, mientras que en las mujeres, del 5% al 7,9% en el mismo periodo. En términos absolutos, el número de diabéticos pasó de 108 millones en 1980 a 422 millones en 2014, la mitad de los cuales viven en cinco países: China, India, EE.UU., Brasil e Indonesia.
A nivel mundial, los países de bajo y medio nivel socioeconómico fueron los que experimentaron un mayor aumento de diabetes, mientras que los países más ricos, incluidos los europeos, el menor aumento, que mostraban también la menor prevalencia de diabetes en la actualidad. Si las tendencias actuales continúan, más de 700 millones de adultos se verán afectados de diabetes en 2025 a nivel mundial. Aunque el estudio no diferenció entre diabetes tipo 1 y 2, al menos entre el 85-90% de los casos de diabetes son de tipo 2, denominada también del adulto que suele verse a edades cada vez más tempranas.
En la diabetes influyen factores genéticos y, especialmente, ambientales. Entre estos últimos, la obesidad y ciertos estilos de vida no saludables como por ejemplo una dieta inapropiada o baja actividad física pueden actuar desde edades muy tempranas. Por ello, los investigadores señalan en su trabajo la necesidad de conseguir que se financien tratamientos adecuados y efectivos desde los propios sistemas de salud y que se establezcan medidas de prevención lo más temprano posible para evitar el inicio y desarrollo de la diabetes.